Micro, Pequeños y Medianos… los salvadores
- IvyRock
- 29 may 2020
- 7 Min. de lectura

La crisis ocasionada por el SARS-CoV-2 (COVID19) ha puesto de cabeza a todos los sectores de la economía y claramente a todas las industrias. Como en cualquier crisis, habrá ganadores y perdedores y algunas industrias y sectores serán más golpeados que otros. ¿Cuánto? Difícil de predecir, pero la economía mexicana se estima que tenga una caída del 7.5% al 12% en el 2020. Solo por facilidad, cuando me refiera a la crisis actual, me referiré a la crisis sanitaria y económica que se está desarrollando debido al fenómeno del COVID19.
Independientemente si es alimentos, automotriz, textil, inmobiliario o la industria que sea, el impacto negativo claramente será diferente para cada empresa de esas industrias. La magnitud del impacto dependerá qué tan bien preparadas estén (o estaban) las empresas para recibir una interrupción (un shock) en la demanda de los bienes y servicios que comercializan. La magnitud puede ir desde una disminución marginal en sus ventas hasta el cierre completo de operaciones por caer en bancarrota.
La preparación de las empresas ante una adversidad, muchas veces, está proporcionalmente relacionado con el tamaño de la empresa. Empresas o corporativos grandes normalmente tienen fondos de emergencia para poder sobrevivir ante una crisis corta (o larga). O bien, pueden contar con algún exceso de efectivo en sus balances que les permita sobrevivir periodos prolongados de “vacas flacas”.
Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME), usualmente no tienen la capacidad de aguantar una mala racha por poco (y menos largo) periodo. Para las MIPyMES el problema se ve más acentuado ya que usualmente no tienen fondos de emergencia ni remanentes de efectivo en sus balances para soportar los gastos de operación como lo son gastos administrativos, pago de nómina, pago a proveedores o pago de intereses de créditos mientras pasan tiempo sin vender y sin cobrar ni ingresar dinero.
En México, según datos del INEGI, hay alrededor de 4.2 millones de empresas en total. De éstas, son clasificadas alrededor de 11 mil como grandes y el resto como MIPyMES (Micro – de 1 a 10, Pequeña de 11 a 100, y Mediana de 51 a 250 empleados dependiendo el sector, respectivamente). Si ya se dio cuenta, las MIPyMES representan el 98% de las empresas en México y según análisis varios, se estima que éstas junto con las personas auto empleadas representan del 70% al 75% del empleo total del país. También, de acuerdo con el INEGI, el promedio de vida de una MIPYME va de los 2 a los 8 años aproximadamente. Muy poco tiempo.
En 2007-2008 las instituciones financieras tuvieron un grave problema de liquidez, es decir, de cuánto dinero tenían disponible para operar y para hacer negocio (prestar). En esa época, hubo una contracción muy fuerte de los créditos disponibles. Los créditos se hicieron “más caros” y menos empresas tuvieron acceso a créditos, o bien en la otra cara de la moneda, la deuda contratada por las empresas se volvió en algunos casos impagable.
No obstante, los bancos centrales y gobiernos salvaron la industria bancaria a través de subsidios o transferencia de fondos. Si bien fue lenta la recuperación y hubo también desempleo, los consumidores, la gente como usted y como yo seguían saliendo a la calle a hacer su vida, a consumir bienes y servicios igual que antes o tal vez con ciertas modificaciones en sus hábitos de consumo.
A diferencia, en esta crisis del COVID19, el problema no es que los bancos estén en quiebra y que no haya créditos disponibles. El problema no es que no haya dinero disponible para las empresas. El problema es la demanda de bienes y servicios la que está siendo fuertemente retraída. Sí, ¡la demanda! Me explico.
El confinamiento de personas en sus casas, el famoso “quédate en casa” (con o sin # - aka: hash tag), ha hecho que la demanda de bienes y servicios haya bajado considerablemente. Usted al igual que yo, estoy seguro de que si no en todos los rubros, al menos en algunos ha disminuido la frecuencia y la cantidad que consumía productos de la tiendita, de la fonda, del restaurante, del cine, del centro comercial, del taller, de la escuela, etc. Esto multiplicado por todos los hogares del país y sumándole al incremento de nuevos desempleados, profundiza más la contracción de la demanda (restringe más el consumo).
Esta caída en la demanda de bienes y servicios impacta en cadenita. En el contexto de las MIPyMEs, pensemos en un ejemplo de una panadería. Menos gente en la calle significa menos gente comprando pan. La panadería de la esquina (y miles más) empiezan a disminuir las cantidades de harina, huevo, leche, gas para el horno, etc. que compraban a sus proveedores y hasta tal vez dejen de requerir un empleado o dos, o más. Los proveedores de la panadería dejan de contratar transportistas para llevar sus materias primas. Los transportistas dejan de consumir gasolina (ya no hacen tantos viajes) y los servicios de mantenimiento de sus camionetas se reducen en frecuencia porque se desgastan menos. Los talleres donde dan mantenimiento y dejan de vender servicios y dejan de consumir insumos (aceites, filtros, estopa, etc.) Las empresas que producen esos insumos dejan de consumir otros insumos para fabricar esos productos y así y así y así. Y así sucede con cualquier ejemplo de cualquier giro de empresa que sea.
Pero, paradójicamente, comparado con el 2007-2008, los bancos en esta época sí tienen dinero. En el mercado existe liquidez (dinero disponible para invertir o prestar). Pero las empresas, algunas, y sobre todo MIPyMES NO necesariamente lo quieren a pesar de ser ahora “barato” obtener un crédito porque, aunque lo obtengan, NO tienen tantos clientes como antes y no tienen una perspectiva de tenerlos pronto.
Los consumidores, ante la posibilidad de perder su empleo o el simple miedo a que “la cosa está difícil” muy probablemente serán más estrictos con respecto a lo que consumen, cuidarán sus ingresos y tratarán de ser menos “gastalones” de aquellos bienes y servicios que no son absolutamente indispensables. Cada uno tendrá un concepto diferente de “indispensable”, pero al final de cuentas, dejarán de consumir algunas cosas debido a la incertidumbre o bien, cambiarán por sustitutos buscando opciones más baratas, más sencillas tal vez.

Estas actitudes en los consumidores serán parte del gran cambio. El comportamiento de los consumidores ya cambió… “ya fue” dirían por ahí y llegó para quedarse. De ahora en adelante, los hábitos de consumo migrarán hacia lo esencial, hacia pensar dos veces antes de comprar, hacia cuestionarse si realmente se necesita algo o no. Y también cambiará (o ya cambió también) la preferencia del canal de compra. Los medios digitales han demostrado su valor ante una crisis como esta y los consumidores se cuestionarán mucho más si necesitan estar físicamente para adquirir un bien o servicio.
De todo lo anterior, creo que las MIPyMES tienen, en mi perspectiva, una labor titánica que resolver: nada más y nada menos, que sacar adelante al país. Y ojo que no desprecio la aportación de las grandes empresas, pero recordemos que por un lado las MIPyMES representan el 97% de las empresas en el país y en ellas ocurre el 75% del empleo aproximadamente. Por otro lado, tienen que lograr convencer a los consumidores de continuar o incrementar su consumo cuando paradójicamente se espera que los consumidores que estuvieron encerrados no saldrán de la noche a la mañana como locos desenfrenados a gastar su dinero.
En resumen, las MIPyMES tienen la chambota de a) dar trabajo a otros y b) sobrevivir para generar ingresos a esos que trabajan y que son el motor de consumo en la economía. Claro y la pregunta del millón es ¿y cómo le pueden hacer?
Creo que hay varias opciones y todo dependerá de la capacidad de adaptación y capacidad de cambio de estas MIPyMES ante estos retos. Por eso, aquí hay algunas cosas que considero, en mi perspectiva, podrían ayudar a los tomadores de decisiones en esas Micro, Pequeñas y Medianas empresas.
Primero: haz tus cálculos de cuánto necesitas para operar. No hay fórmula más certera que “Todo lo que ingreso menos todo lo que gasto es igual a cuanto es mi ganancia”. Suena lógico claro, pero algunas veces se olvida que sí, debe haber algo de ganancia, de lo contrario no estarás generando valor. Si puedes una parte ahórrala y otra reinviértela. Pero, si por el contrario no te sobra y al contrario estás en números negativos, tienes que pedir prestado a alguien para continuar operando si crees que tiene futuro tu negocio.
Segundo: el dinero no se ha ido, ahí está. A diferencia del 2007-2008, los bancos están ávidos de otorgar créditos y relativamente baratos. Las MIPYMES deberían usar esta alternativa a su favor para financiar su operación y crecimiento como alternativa. Vayan a los bancos, ahí hay dinero disponible. Claro, no lo pidan si no lo necesitan o si no tienen una meta de crecimiento. Y cuando lo pidan, siempre busquen asesoramiento financiero.
Tercero: Si lo que vendías ya no se vende, pues… ¡vende otra cosa! Sé que esto suena casi imposible. Es como pedirle a un taller mecánico que de pronto se convierta en consultorio dental, ¡qué loco! No, no es eso. Me refiero a que, si ese taller mecánico vendía solo servicio de mantenimiento, podría abrirse a la posibilidad de distribuir insumos a otros talleres, de ofrecer servicio de recolección de autos, a vender autopartes que antes no vendía, a ofrecer servicio de “enchúlame la nave” que antes no tenía, a dar cursos de mecánica general, etc. Es decir, dentro de su mismo giro, entender qué otras cosas puedes agregar a tu portafolio de productos y servicios.
Cuarto: si el tercero de plano no funciona dentro de tu giro, pues.. ¡cambia de giro! De pronto en este tiempo habrá algunos que se hayan dado cuenta que su negocio no será lo que era antes o de plano, tardará muchísimo en recuperarse. Es en este momento que, cambiar de giro puede resultar valioso para detener el sangrado (o sea, la pérdida de dinero) y reinventarte en alguna otra área de experiencia, pasión o simplemente curiosidad.
Quinto: aprovecha el mundo digital. Ya sea que seas abogado, doctor, panadería, restaurante, consultoría, taller de herrería, o el giro que sea, abre tu mente a la posibilidad a dos cosas: a) de vender algo por internet y b) si o sí, de tener presencia de marca en internet. Ya sea a través de redes sociales, motores de búsqueda, páginas propietarias o a través de integradores como amazon o mercado libre, créeme… lo que sea se puede vender ahí, solo hay que ser creativo.
Por último: Piensa en grande y positivo. Es trillado lo sé, pero si de verdad una MIPyME quiere salir adelante, su líder emprendedor tendrá que confiar en su gente, tendrá que adaptarse, tendrá que refinanciarse, tendrá que repensar en su producto, tendrá que entender a sus clientes mejor que nunca, tendrá que redefinirse, tendrá que ser vigilante de sus gastos e inversiones… tendrá que hacer un sin fin de malabares para sobrevivir y crecer. Si piensan en pequeño, se quedarán pequeños y si no son positivos, la voracidad de la crisis los va a devorar por completo.
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